miércoles, 30 de marzo de 2011

Fantasía


Un campo es el corazón,
un campo que tiene flores,
que se engalana con ellas
porque son sus ilusiones,
con cuyo perfume alienta,
cuyo perfume es su goce,
cuyo perfume embalsama
del corazón las regiones;
porque en el aire perdidas
las esperanzas del hombre,
son de la flor la semilla
con la que el campo cubriose.
Pero esta flor se marchita,
que está del sepulcro al borde,
porque tan sólo un momento
nos duran las ilusiones,
y el jardín se cambia en páramo
y en hojas secas las flores,
porque yermo el corazón
para siempre ya quedose.
Porque hay un huracán en la llanura
que el viento del deseo lo formó,
que marchitó del campo la verdura
y la flor gaya de ilusión seco.
Y este huracán, que lo engendró el deseo,
es la pasión que vomitó Luzbel,
y en sus alas marchito y en trofeo
lleva el que fue del corazón vergel.
Y deja un tronco seco y deshojado
de espinas lleno, lleno de dolor,
y éste es el desengaño, que clavado
se nos queda cual dardo matador.

JUAN VALERA

CANSANCIO


Cansado.
¡Sí!
Cansado
de usar un solo bazo,
dos labios,
veinte dedos,
no sé cuántas palabras,
no sé cuantos recuerdos,
grisáceos,
fragmentarios.

Cansado,
muy cansado
de este frío esqueleto,
tan púdico,
tan casto,
que cuando se desnude
no sabrá si es el mismo
que usé mientras vivía.

Cansado.
¡Sí!
Cansado
por carecer de antenas,
de un ojo en cada omóplato
y de una cola autentica,
alegre
desatada,
y no este rabo hipócrita,
degenerado,
enano.

Cansado,
sobre todo,
de estar siempre conmigo,
de hallarme cada día,
cuando termina el sueño,
allí, donde me encuentre,
con las mismas narices
y con las mismas piernas;
como si no deseara
esperar la rompiente con un cutis de playa,
ofrecer, al rocío, dos senos de magnolia,
acariciar la tierra con un vientre de oruga,
y vivir, unos meses, adentro de una piedra.

OLIBERIO GIRONDO

martes, 29 de marzo de 2011

EL ROMANCE DE LA FELICIDAD


Felicidad: yo te he encontrado
más de una vez en mi camino;
pero al tender hacia ti el ruego
de mis dos manos... has huido,
dejando en ellas, solamente,
cual una dádiva, cautivo
algún mechón de tus cabellos
o algún jirón de tus vestidos...

Tanto mejor fuera no haberte
hallado nunca en mi camino.
Por ser tu dueño, siento a veces
que no soy dueño de mí mismo...
Toda esperanza es un engaño;
todo deseo es un martirio...

Felicidad: te vi de cerca;
pero no pude hablar contigo.

Ya voy sintiéndome cansado...
Cuando en la orilla del camino
me siento a ver pasar a muchos
que hacia ti vayan cuál yo he ido,
tal vez te atraiga mi reposo,
mi displicente escepticismo,
mi resignada indiferencia,
mi corazón firme y tranquilo;
y, paso a paso, a mí te acerques,
sin que yo llegue a percibirlo,
y, al fin, sentándote a mi lado,
hablarme empieces: - Buen amigo...

¿Será mejor el no buscarte?
¿Será mejor el ser altivo
en la desgracia y no sentirse
juguete vil de tus caprichos?

Yo sólo sé que cuantas veces
con más afán te he perseguido,
más fácilmente, hacia más lejos,
más desdeñosa, huir te he visto.
Yo sólo sé que cuantas veces
tornó perfil un sueño mío,
Felicidad, te vi de cerca,
pero no pude hablar contigo...

JOSÉ SANTOS CHOCANO

martes, 22 de marzo de 2011

MORADAS MARIPOSAS


Fui semilla de sol plantada en la tierra,
parida por un tornado de agua,
entre polvo estelar y alarido de colores.

Yo quería nacer mariposa,
águila
y que me crecieran doradas plumas,
pero nací higuera de enormes raíces
y me salieron ramas
y de las ramas hojas
y me nacieron ojos en la corteza.

De las hojas brotaron palomas
y acunaron suspiros mis rojos dedos,
mis manos abanicaron tinieblas
y probé la manzana del edén.

Supe del sabor de la sangre
y me punzaron los huesos
y aprendí a llorar con mi sombra
y a cargar la cruz del fruto de María
pero también probé la miel sagrada de la rosa
y la carne del cordero
y tuve sangre virgen en las venas
y entre mis piernas el jugo de Adán corrió.

Mi vientre parió moradas mariposas
que alimenté con savia pura de abeja
y me transforme en Olmo
para defender los frutos
y ni sequías
ni tempestades
arrancaron mi tronco de la tierra.

Cantaron muchas primaveras con sus inviernos,
maduraron los higos y a la vida cayeron
y se olvidaron de este árbol
y desnudas quedaron mis ramas.

Dejé de ser higuera y olmo,
me crecieron alas
y en las plumas colores
y en los colores agua
y me convertí en pez-golondrina.

Mis lágrimas humedecen las escamas
y los suspiros hacen volar mis alas
cuando veo las semillas que mis frutos dieron.

Soy feliz de haber nacido higuera,
volverme Olmo
y ahora ser pez-golondrina
sin nido fijo y sin cadenas.

LINA ZERÓN

martes, 8 de marzo de 2011

DOS MIL AÑOS DESPUÉS


A las puertas de un siglo,
dos mil años después de los milagros
seguimos repitiendo las parábolas
y por el mismo camino, seguimos caminando.
dos mil años después hemos probado todo:
peeling, liposucción, bisturí mágico
que retrocede el tiempo sobre la piel
y la carroña que por dentro llevamos.
nadie ha inventado la cura milagrosa
para limpiar las manos de aquel que vende muerte
vestida de etiqueta en papelitos blancos.
Y el verdadero Dorian que vive en nuestro pecho
se sigue alimentando...
Conocimos la luna y fuimos más allá
pero aún no sabemos de donde es que venimos
ni para donde vamos.
Dos mil años después seguimos como entonces
Esperando...

MARÍA CRISTINA ORANTES