Hace tiempo que no sueño con los hijos de mi sombra:
la vida, a veces, yo no sé si nos ata o nos sacude...
La verdad es que hay días, largos días,
que se nos queda el mar dormido por las venas,
como se duerme el toro junto al río.
Una esperanza tengo: Amar.
Si es posible,
me gustaría amar: me gustaría
vestir algún domingo
el traje largo de la libertad, y amar.
Y salir a la calle, encontrarme con la vida,
con el hombre que reza y el hombre que blasfema,
con el que abre la mano y cierra el puño:
con los hijos de Dios y del Demonio.
Me gustaría, una tarde, ponerme el traje de la libertad
y que no me rindieran los temores, convencerme
de que la rosa casa pensamientos,
y que el viento es más viento cuando peina
primaveras en frentes desiguales.
Una ilusión me queda: He de morir.
...Pero, con ansia me pregunto,
¿habrá un hombre de luz y otro de sombra
para cerrarme un ojo cada uno...?
NICOLÁS DEL HIERRO
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